SELECCIÓN DE RELATOS
Extraños nuevos amigos
Dino Buzzati. Cuando murió Stefano Martella, director de una sociedad de seguros y que había pasado una temporada en la superficie de la tierra pecando, trabajando y viviendo su partitura por casi cincuenta años, se encontró en una ciudad maravillosa hecha de...
La capa
Dino Buzzati. Al cabo de una interminable espera, cuando la esperanza comenzaba ya a morir, Giovanni regresó a casa. Todavía no habían dado las dos, su madre estaba quitando la mesa, era un día gris de marzo y volaban las cornejas. Apareció de improviso en el umbral...
La mujer con alas
Dino Buzzati. Una noche, el conde Giorgio Venanzi, aristócrata de provincias, de 38 años, agricultor, acariciando a oscuras la espalda de su mujer Lucina, casi veinte años más joven que él, se dio cuenta de que a la altura de la paletilla izquierda tenía como una...
Los bultos del jardín
Dino Buzzati. Cuando la noche ha caído, me gusta dar un paseo por mi jardín. No piensen que soy rico. Un jardín como el mío lo tienen todos. Y más tarde comprenderán por qué. En la oscuridad, aunque realmente no está oscuro por entero porque de las ventanas...
La niña olvidada
Dino Buzzati. La señora Ada Tormenti, viuda de Lulli, fue a pasar unos días al campo, invitada por sus primos los Premoli. Por el pueblo iba y venía mucha gente. Como era verano, la sobremesa de la noche se hacía en el jardín, charlando hasta la una o las dos. Una...
Los siete mensajeros
Dino Buzzati. Habiendo salido a explorar el reino de mi padre, día a día voy alejándome de la ciudad y las noticias que me llegan son cada vez más raras. Comencé el viaje cuando tenía poco más de treinta años y han pasado ya más de ocho años, seis meses y quince días...
Tormenta en el río
Dino Buzzati Los juncos, las hierbas de la orilla, las pequeñas matas de los sauces y los árboles grandes vieron llegar también aquel domingo de septiembre al señor mayor vestido de blanco. Muchos años antes -solo los troncos más viejos lo recuerdan vagamente- un...
Una muchacha que cae
Dino Buzzati. Con despecho comprendió que una treintena de metros más abajo otra muchacha caía. Era sin dudas más bella que ella y llevaba un vestido de media tarde con mucha clase. Quién sabe por qué, la otra descendía a una velocidad muy superior a la suya, hasta...