Selección de Relatos
Monólogo del insumiso
Juan José Arreola Homenaje a M.A. Poseí a la huérfana la noche misma en que velábamos a su padre a la luz parpadeante de los cirios. (¡Oh, si pudiera decir esto mismo con otras palabras!) Como todo se sabe en este mundo, la cosa llegó a oídos del viejecillo que mira...
Los alimentos terrestres
Juan José Arreola "Muy sentido estoy del descuido que ha tenido nuestro amigo de mis alimentos... Mis alimentos es justo que no padezcan ni hallen con ellos ningún fracaso o novedad... Diga V. m. ¿qué culpa tienen mis alimentos, ni qué pecado ha cometido mi crédito...
La migala
Juan José Arreola La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye. El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme...
La canción de Peronelle
Juan José Arreola Desde su claro huerto de manzanos, Peronelle de Armentières dirigió al maestro Guillermo su primer rondel amoroso. Puso los versos en una cesta de frutas olorosas, y el mensaje cayó como un sol de primavera en la vida oscurecida del poeta. Guillermo...
In Memoriam
Juan José Arreola El lujoso ejemplar en cuarto mayor con pastas de cuero repujado, tenue de olor a tinta recién impresa en fino papel de Holanda, cayó como una pesada lápida mortuoria sobre el pecho de la baronesa viuda de Büssenhausen. La noble señora leyó entre...
Felinos
Juan José Arreola Si no domesticamos a todos los felinos fue exclusivamente por razones de tamaño, utilidad y costo de mantenimiento. Nos hemos conformado con el gato, que come poco.
Eva
Juan José Arreola Él la perseguía a través de la biblioteca entre mesas, sillas y facistoles. Ella se escapaba hablando de los derechos de la mujer, infinitamente violados. Cinco mil años absurdos los separaban. Durante cinco mil años ella había sido inexorablemente...
En verdad os digo
Juan José Arreola Todas las personas interesadas en que el camello pase por el ojo de la aguja, deben inscribir su nombre en la lista de patrocinadores del experimento Niklaus. Desprendido de un grupo de sabios mortíferos, de esos que manipulan el uranio, el cobalto y...
El silencio de Dios
Juan José Arreola Creo que esto no se acostumbra: dejar cartas abiertas sobre la mesa para que Dios las lea. Perseguido por días veloces, acosado por ideas tenaces, he venido a parar en esta noche como a una punta de callejón sombrío. Noche puesta a mis espaldas como...
El sapo
Juan José Arreola Cuentos, Casa de las Américas, La Habana, 1959 Salta de vez en cuando, sólo para comprobar su radical estático. El salto tiene algo de latido: viéndolo bien, el sapo es todo corazón. Prensado en un bloque de lodo frío, el sapo se sumerge en el...
El rinoceronte
Juan José Arreola El gran rinoceronte se detiene. Alza la cabeza. Recula un poco. Gira en redondo y dispara su pieza de artillería. Embiste como ariete, con un solo cuerno de toro blindado, embravecido y cegado, en arranque total de filósofo positivista. Nunca da en...
El guardagujas
Juan José Arreola El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte. Desalentado y...
El faro
Juan José Arreola Lo que hace Genaro es horrible. Se sirve de armas imprevistas. Nuestra situación se vuelve asquerosa. Ayer, en la mesa, nos contó una historia de cornudo. Era en realidad graciosa, pero como si Amelia y yo pudiéramos reírnos, Genaro la estropeó con...
El converso
Juan José Arreola Entre Dios y yo todo ha quedado resuelto desde el momento en que he aceptado sus condiciones. Renuncio a mis propósitos y doy por terminadas mis labores apostólicas. El infierno no podrá ser suprimido; toda obstinación de mi parte será inútil y...
De balística
Juan José Arreola Ne saxa ex catapultis latericium discuterent. -César, De bello civili lib. 2. Catapultae turribus impositae et quoe spicula mitterent, et quoe saxa. -Appianus, Ibericoe Esas que allí se ven, vagas cicatrices entre los campos de labor, son las ruinas...
Corrido
Juan José Arreola Hay en Zapotlán una plaza que le dicen de Ameca, quién sabe por qué. Una calle ancha y empedrada se da contra un testerazo, partiéndose en dos. Por allí desemboca el pueblo en sus campos de maíz. Así es la Plazuela de Ameca, con su esquina ochavada y...
Cuento de horror
Juan José Arreola La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.
Cláusula III
Juan José Arreola Soy un Adán que sueña con el paraíso, pero siempre me despierto con las costillas intactas.
Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos
Juan José Arreola Estimable señor: Como he pagado a usted tranquilamente el dinero que me cobró por reparar mis zapatos, le va a extrañar sin duda la carta que me veo precisado a dirigirle. En un principio no me di cuenta del desastre ocurrido. Recibí mis zapatos muy...
Baltasar Gérard [1555 1582]
Juan José Arreola Ir a matar al príncipe de Orange. Ir a matarlo y cobrar luego los veinticinco mil escudos que ofreció Felipe II por su cabeza. Ir a pie, solo, sin recursos, sin pistola, sin cuchillo, creando el género de los asesinos que piden a su víctima el dinero...
Baby H.P.
Juan José Arreola Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., un aparato que está llamado a revolucionar la economía hogareña. El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y...
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